La Trucha Frita representa la esencia pura de la cocina andina , donde la frescura del agua y el calor del fuego se unen en un solo sabor.
La trucha, seleccionada cuidadosamente, se fríe lentamente hasta alcanzar una piel dorada y crujiente, conservando en su interior una carne tierna, jugosa y llena de sabor natural. Se sirve con arroz blanco que aporta suavidad y equilibrio; papas nativas bien doradas, que brindan textura y carácter; moraya, símbolo ancestral de las alturas; y una ensalada fresca, que ilumina el plato con notas ligeras y herbales.
Un conjunto que honra los productos locales y las tradiciones de Espinar, transformando la sencillez de la trucha en una experiencia llena de sabor, historia y autenticidad.
Sugerencia de maridaje:
Ideal con un vino blanco joven o una cerveza artesanal ligera, que realce la frescura y delicadeza de la trucha.